jueves, 13 de enero de 2011

Playa de noche


Temporada de verano, el que menos, digo, el que puede, enrumba ruta sur a cualquier playa que ofrezca sol, arena y un "bronceado" aceptable. Algunos, por motivos laborales o de estudio prefieren dar una vuelta nocturna por el litoral y ver el horizonte. También los hay quienes gustan del mar y de la brisa en cualquier temporada del año, haga frío o calor.

Al sentirme parte del último grupo, puse manos al volante para recorrer toda la nueva Avda. Costanera y llegar hasta el más extremo destino: La Punta. Mas la ruta distaba de ser la más sencilla o clara ya que, por falta de señalización vial, terminé en el Puerto del Callao. Vista interesante la de las naves cargueras y de toda la infraestructura portuaria que sus peligrosos alrededores no opacan.

Luego de una travesía interprovincial, mejor dicho interregional, llego a la plaza principal del Callao, donde se puede apreciar el muelle y los barcos de carga internacional. Definitivamente la vista nocturna difiere de la diurna, es más, se le podría catalogar de impresionante por el litoral completamente iluminado y los reflectores de las naves que le dan a uno la bienvenida.

Ganándole tierra al mar, puesto que La Punta es una península, se llega a este balneario que no parece pertenecer a esta circunscripción territorial denominada Callao. A primera vista uno cree que la vida de sus habitantes quedó en algún periodo del siglo XX o en alguna caleta apartada de nuestro litoral, quizá debido a sus calles y vida apacible...y no parece equivocarse.

Ya en pleno malecón se puede divisar la inmensidad de este negro mar contrastando con la luminaria de buques y del poblado litoral. Junto al mar que no delimita sus confines pude pensar que era una hormiga en pleno desierto y que éste me podía comer en cualquier descuido...afortunadamente tenía a mi ángel guardián que me rescataría ante algún embate de Poseidón.

Bueno, me permito considerar esta alternativa para los que no podemos estar bronceándonos todo el día o en altamar...es, creo, una experiencia enriquecedora pasar una noche junto al infinito océano y ver que en realidad no somos ni un átomo de esto que se llama creación...y si es junto al ser amado, mucho mejor.

A darse una vuelta por La Punta...y a disfrutar del verano de algún modo.