sábado, 12 de diciembre de 2015

Mis hijos de 4 patas...mis mejores amigos

12 de enero, 2014: Hace 2 semanas aproximadamente que no nos vemos, no es porque no los quiera pero la vida me trajo por estos lares.

12 de diciembre, 2015: ya son casi dos años que no compartimos tantos momentos como antes, ya no es llegar a la casa y que salgan corriendo a recibirme, bueno Fifi, tú corrías como loca a saludarme mientras Toffy, tú te desperezabas y estirabas para llegar a que te cargue. Quizá los engreí mucho pero espero haberles retribuido las alegrías y el amor puro que me brindaron tantos años en casa y que, pese a tu vejez, sigues acompañando a tus papás.

Toffy y Fifi, mis hijos
Nunca antes había reflexionado lo mucho que nos ayuda tener un amigo de 4 patas en casa. Nos forja el carácter en cierto modo, nos hace sensibles y aprendemos a apreciar y respetar todas las formas de vida que nos ofrece la naturaleza. Personalmente, el hecho de compartir mi vida con mi hermano de patas desde que él tenía 2 semanas de nacido me cambió la vida. Terminé estudiando medicina veterinaria y valorando la vida animal como antes no lo había pensado...se hacen, sin darte cuenta, parte de tu vida.

Ahora Toffy, ya con 16 años encima, imagino que te cuesta un mundo estar en casa sin correr al parque como antes; has de disfrutar tus siestas eternas que te revitalizan. No te he visto en mucho tiempo y ojalá me puedas esperar un poco más para vernos y compartir, espero no, los últimos momentos que podamos disfrutar juntos. Aún recuerdo cuando te tuve en mis brazos, ciego y pelón en Cajamarca aquel año 2000...hacerte tomar leche de la mamadera, cuando dormías en mi cama y era puro pesadillas pues te habían destetado pronto, cuando aprendiste a caminar y te caías y llorabas, siempre fuiste tan llorón y sensible. Jóvenes aún, nos íbamos de viaje en cualquier lado, nosotros dos y la mochila de provisiones; visita a la familia siempre contigo, siempre tú paseándote en el auto o caminando kilómetros junto a mi. Te encargo a tus papás, cuídalos como tú sólo sabes y sigue dándole alegría a la casa que nos vio crecer, reir, llorar y aprender mucho. Tenme paciencia que ya llego :)

Fifi, te nos fuiste tan rápido como llegaste. 2009 e irrumpiste en nuestras vidas y en nuestra casa, la hiciste tuya. Llegaste a cambiarme la vida, a dejar de tenerle pánico y asco a las cirugías, a valorar que la vida de un ser indefenso está sobre uno, a correr a medianoche con tus problemas de salud...pero siempre fuiste más que ellos, nunca vi que te aqueje el dolor y nunca te quejaste, siempre confiaste en que velaríamos por tu salud y creo fue nuestro compromiso contigo hasta que dijiste quiero descansar. Sólo me queda agradecerte por todas las alegrías y mordidas que nos diste, las tantas risas y sonrisas que nos robaste, tus ladridos todas las mañanas y cuando uno llegaba, tu tan amargada cuando alguien quería quitarte tu comida, o cuando te la servíamos también. Fuiste la reina de la casa y nos dejas con un gran vacío y dolor...¡gracias por escogernos para compartir tu vida!

Duele el estar lejos de los seres queridos y, estos hijos de 4 patas, son mucho más que nuestra familia. No nos une sangre quizá, pero tenemos vínculos demasiado fuertes al compartir nuestras vidas día a día. Mis hijos peludos, les pido me sepan perdonar por no acompañarles en esta etapa de sus vidas. Me tocó crecer lejos de ustedes y yo creo me entienden. Fifi, cuí
dame desde donde estés y vela siempre por mí; Toffy, ¡cuida siempre de tus papás y ojalá nos veamos en enero!

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