viernes, 25 de junio de 2010

Belmont es obseno


Ver a Lucecita en microfalda mostrando los glúteos y la región pectoral puede parecerle realmente obsceno tanto a una señora protestante enfundada en sendos faldones como a una quinceañera de esta Lima, en la cual el cada quien lanza la primera piedra sin apenas asomarse en un espejo.

Escuchaba en la radio sendas mofas acerca de lo obsceno o no obsceno en la TV local, citándose ejemplos de la obscenidad audiovisual y, siendo sincero, me arrancó ciertas sonrisas. Por citar un ejemplo, podría acaso citarse el programa de un señor calvo, a quien le insultan recordándole su genealogía materna, como obsceno.

Algunos dirán que es gracioso, lo es; y que este sujeto tolera dichos calificativos por cuestiones de mercado y publicidad de su programa. De otro modo, a otro buen grupo de personas esto le parecerá una aberración y degeneración de la sociedad actual que debiera erradicarse, lo cual también es válido, por más castrantes que parezcan sus opiniones.

Para profundizar más este debate, y llevar a la reflexión (una de las finalidades de este ruta), ¿acaso debiéramos contar con un filtro o control de lo que es correcto ver o no ver, hacer o no hacer, decir o no decir? ¿no se convierte esto en una cimiente de una política de censura? ¿quiénes serían los iluminados e ilustrados que impondrán el frágil límite entre lo correcto y lo incorrecto? ¿cómo o quién le otorgaría a esta élite este beneficio y altísima responsabilidad?

Belmont, como sugiere el título, no es la persona idónea para recomendarnos o sugerirnos que debemos ver en TV o dejar de ver. Justamente los ejemplos de Lucecita o del sujeto que sufre de amnesia maternal, provienen del canal regentado por Belmont. Según las leyes peruanas, una persona natural no puede tener el control del 100% de un canal de TV; sin embargo, este sujeto se ha zurrado en dicha normatividad y, valiéndose del engaño (recordar las acciones de cuantos de nuestros padres en RBC) ha convertido una señal abierta de televisión en un objeto de culto persona.

¿Será coincidencia que RBC, el nombre de canal 11, sean las siglas del nombre de dicho sujeto? ¿Hasta cuándo se permitirá que el hermanón y sus pastillas para la moral, moral bajo SU punto de vista, sean inmunes a la vigilancia y acción del estado? Hagamos un basta ya y censuremos a Belmont por OBSCENO.

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