martes, 4 de mayo de 2010

Obstetra Porcino: día 1


Durante mis largos años de estudiante de Medicina Veterinaria sólo pude observar el nacimiento de terneros en un establo y no tuve el privilegio de tener una nueva vida en mis manos. Pero Huacho me cambiaría ese panorama...

Pensaba titular este post como gineco-obstetra porcino pero esta calificación se le reserva a los médicos obstetras de humanos...en fín...al ingresar a los ambientes donde realizo mi internado fui vilmente teletransportado, por mi curiosa imaginación, a una sala de la maternidad de Lima....¿cómo así? Madres tratando de dar a luz a sus hijos y éstos llorando de hambre o de frío.

Es conocida mi analogía de lo humano con lo "animal"... resulta que ahora se me ha encargado la maternidad de esta granja porcina. Imagino la cara de consternación que habré puesto al apreciar la magnitud del tamaño de estos animales, y ahora, sostengo firmemente mi hipótesis de que si me echara junto a una marrana seríamos del mismo largo (entiéndase de de pies a cabeza).

He quedado sorprendido e indignado con la manipulación que como especie humana ejercemos sobre los animales domésticos. Como si fuera poco, estas marranas viven en una especie de cautiverio gozando de un espacio físico que les permite el alimento y el descanso, vitales para la supervivencia...a esto le llaman crianza tecnificada de animales.

Mas alegraos que no todo es desgracias en esta vida, el hecho de asistir en el parto a una vida que llega a este mundo es algo grandioso y también trabajoso. Me imagino que la mayoría de los mortales no tienen ni idea de cuántos lechones nacen por parto, así que bueno acá viene mi labor de profesor: cada marrana pare entre 12 y 14 lechones, ahora imaginemos que será para esa pobre criatura cargar con tremendo vientre...y lo difícil que será el parto de tantos críos.

Es aquí donde entro yo, como médico veterinario futuro, a asistir a estas señoras en tan difícil labor. Si vemos que viven enjauladas, sin mayor espacio para movimiento, no podrán acicalar ni asistir a sus neonatos, ni ayudarles en casos de sufrimiento fetal ni mucho menos limpiar el área de placenta y fetos nacidos muertos.

Agradable resultó la labor de partero muy al margen que deba vivir durante todo este mes en esta granja. Como dato anecdótico un lechón recién nacido es del tamaño del pie o mano de su no-tan-tiernamentematernal madre (muchos casos de muerte neonatal son porque la madre les aplasta al moverse)...para mayor información ver la imagen.

Igual así, desde esta ruta que me permite escapar de la monotonía porcina, me permito desearles a las 2500 marranas que conviven conmigo un feliz día de la madre porcina.

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