No pienso cantarle viejo, mi querido viejo a mi padre en éste su día; creo que se sentiría mayor y a cierta edad esto puede llegar a un cuadro depresivo. A diferencia de dicha melodía, mi padre camina rápido y es muy activo para sus 65 años; a pesar que escucha radio La Insoportable.
Sábado 19, víspera del día del padre, la mayoría de mortales se vuelcan a las calles en busca del regalo ideal para papá (como lo promocionan las tiendas, porque ser papá te queda bien) y las mañanas de este domingo de junio es casi imposible llegar a algún buen lugar decente para desayunar. Es decir, esto es una fiesta comercial tal como navidad, año nuevo, día de la madre y demás fechas importantes del calendario escolar.
Mas no tenemos padre por un sólo día al año, todos los días vemos a nuestros padres en casa y, bien gracias, un hola y chau, y no molestes. Sin embargo, buscamos el regalo perfecto para quedar bien con el progenitor. Quizá para quedar bien, quizá esto no debiera ser así. Esta fecha debiera servir para renovar nuestra confianza en él y el cariño, poco o mucho, que le podamos tener.
La intención no es presentarme como super hijo y al mío como el papá del año, sino que es saludable ver que aquel señor serio o risueño que nos paga la pensión y nos da un billete para ir a gastarlo los fines de semana también es humano, también siente, le afecta nuestra indiferencia y demanda también un poco de nuestro afecto y atención.
Ojalá que cuando sea padre las corrientes psicológicas hayan madurado y sea distinto el panorama para los futuros papás, ahora vemos a padres compartir con sus hijos y éstos tienen confianza con los suyos, hasta incluso llegan a ser amigos. Si no nos pasó, no ganamos nada lamentándonos y echándoles la culpa de sus fallas, adaptémonos a los nuestros y démosle una buena vida ya que no son eternos. Bien dice mi viejo: no hay escuela ni universidad para padres...a lo mejor tiene razón
Feliz día del padre Dr. Julio Esquicha
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