Día 1 de junio, en los noticieros del país se ve un reportaje de los futuros guardianes de la salud jugando con vida de inocentes criaturas que no pidieron formar parte de los cursos de Medicina Humana de cierta universidad.
Año 2010, siglo XXI, la terruca Lori Berenson es liberada por sugerencia de la Comisión de Derechos Humanos y los mismos humanos siguen jugando con la vida de inocentes como si de un trapo se tratase. Ya años atrás se había denunciado el uso de animales vivos en favor de que ciertos hijitos de papá puedan aprender a ser médicos y todos se rajaron las vestiduras condenando este salvajismo. Los médicos humanos y sus alumnos alegan el conocimiento científico como excusa, al igual que los japoneses a la hora de matar ballenas en altamar.
Naturalmente como profesional de las ciencias médicas también he tenido oportunidad de trabajar con animales de experimentación en mi formación, sin embargo, podría considerarlo hasta válido pues los médicos veterinarios tenemos como pacientes, entre otras especies, a los perros. Mi queja es a los cursos de salud humana, que cursan tanto alumnos de enfermería, medicina humana, odontología, etc. ¿acaso ellos van a tratar algún día a los animales? ¿es acaso la anatomía del perro igual que la humana? ¿operando a un perro van a poder intervenir del mismo modo a una persona?
El argumento de que no es ético experimentar con personas no me lo creo, a las finales animales y personas tenemos un corazón que late, pulmones que respiran, un cerebro que piensa y merecemos el mismo respeto a la vida. Que los animales mueran, es problema de ellos, pero ¿quienes somos para decidir sobre la vida de los demás? Nos hemos olvidado que también somos animales.
Bueno, algunos expertos mencionan que no es lo mismo aprender con multimedia o un simulador que con especies animales. Quizá puedan emplearse animales de centros antirrábicos, albergues, etc...pero robar mascotas para usarlas porque son más mansas...ya es el colmo. Además ahí no acaba el asunto, los de medicina humana juegan con el bicho y lo matan. Si nos están ayudando, al menos dejémoslos mejor que como llegaron a nuestras manos.
Aún recuerdo cuando trabajabamos con animales, si se nos moría el animal nos desaprobaban en el curso. Sin embargo, me asqueó enterarme que en cada práctica de cirugía humana se empleaban unos 7-8 canes y que, luego de la intervención quirúrgica, se les mataba. ¡Qué tipo de cirujanos van a ser estos asesinos!
Sólo me queda recordarles a aquellos de buen corazón tratar bien a estos compañeros que, con sus ocurrencias, nos alegran el día a día. Aquellos que van a trabajar con humanos, estudien y aprendan en ellos.
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