viernes, 2 de abril de 2010

Billy, el aventurero


Bueno, luego de un descanso por cambios en mi espacio vital, me encamino en la ruta relatando la historia de Billy.

"Billy no tenía pensado migrar a la capital, mas de súbito se vio en un bus rumbo a Lima dejando su apacible vida en Maynas. Llegó a un lugar lleno de gente, que lo tenían asustado y mareado. Una señora se lo llevó contra su voluntad a una casa, la que sería su nuevo hogar."

Hasta ahí puede sonar a la típica historia de un muchachito provinciano que termina migrando a Lima ya sea por iniciativa propia o por la de algún familiar. Continuemos con Billy:

"A Billy lo encerraron en una jaula grande y fea, misma carcel de Tijuana, donde con las justas podía moverse. Él se preguntaba qué hizo mal, en qué se equivocó para tener este fatal destino. Sus captores le daban agua y fruta, mas nada y él debía estar alegre todo el rato, divirtiéndoles sin saber porqué.

Realmente esta situación le llegaba, y le llegó que le jalaran los cachetes y le sobaran la cabecita como si fuera un bebé. No sabía como soltarse, así que mordió a la señora que lo había sacado del gentío meses atrás.

La señora lo golpeó, llamó a su familia y lo metieron en un costalillo. Llevaron a Billy a un zoológico pequeño de Lima, para ser donado. En el zoo no había donde tener un monito más por lo que no fue aceptado. Sus captores, entonces, decidieron soltarlo en el interior del zoológico y se fueron."

Dos guardaparques capturaron a Billy por inmediaciones del vivero y lo trajeron al personal veterinario del zoo. Nos preguntabamos ¿qué hacer con él?, ya tenemos 2 machines más. Una opción fue dormirlo ya que ningún otro zoo lo quería, otra era soltarlo y que él viera como se las arreglaba.

La más remota era acogerlo en las ya precarias instalaciones que teníamos, donde debía convivir con dos monitas más.

Luego de semanas arduas de concientización en los administradores del zoo Billy pudo quedarse con nosotros, y ahora vive, si bien no feliz, en un ambiente más acogedor y con 2 compañeritas.

Esto sucede muchas veces, vemos en el mercado un mono, ardilla, iguana, tortuga, o algún otro animal exótico y lo compramos. Luego, en casa, no sabemos que hacer con el animal...entonces, fácil, que se encarguen los del zoológico. Éste no lo recibe o lo sacrifica. ¿Se merecen estos animalitos este destino por un simple capricho nuestro?

¡Detengamos el tráfico ilegal de fauna silvestre! Con no comprar una de estas criaturas hacemos ya bastante.

Pobre Billy, no podrá regresar a su hogar. Acá pueden verlo, y lo pueden visitar en el Parque Zonal Huáscar.

Esta entrada va por los 2 días que no estuve en la ruta y va como recuerdo del gratísimo tiempo compartido con Luis, Mariano, el Sr Santillán y la Sra Dina en el zoo Huáscar.

1 comentario:

JC dijo...

Muy cierto, el trafico de animales es conocido por las autoridades pero les importa un bledo... un poco de conciencia hacia este tema es una parte mas de lo que nos falta para ser una mejor sociedad... saludos!